Colindar con El Amparo
Tres cosas me generan un recuerdo
de la niñez y adolescencia sobre Venezuela: Las cachapas, El inicio del himno
de la República Bolivariana de Venezuela (siempre al final de la tarde), y por
último la imagen del Presidente con los pantalones arremangados en medio del
agua, comiendo un cambur (banano) de un pequeño racimo y saludando a la
población de Guasdualito que se había inundado ese año. “¿Quién es este señor?
– Me decía – que rompe toda estructura de lo que “debe” ser un presidente de
una nación, esto está muy raro”. Venezuela cambió. Y parece ser que lo está
volviendo a hacer.
Arauca al colindar con El Amparo
(Venezuela) tiene más que la unión geográfica que permite un río. De niño recuerdo
El Amparo como un patio de juegos, ir allí como lugar por conocer, y recorrer
con mis amigos en bici, ir a La Navidad a conseguir Chicha Táchira y compotas
Herbert. Ir hasta Guasdualito era realmente una odisea, lo que son 20 minutos
ahora, de niño parecía llevar un esfuerzo de todo un día. Es posible decir que
es poco lo que ha cambiado.
Aún las dinámicas comerciales se
mantienen entre Arauca y el municipio venezolano, incluso las legales como las
ilegales. Ya ir al “otro-lado” parece señalarse siempre con precaución, se dice
que es posible que te secuestren, o que la guardia venezolana te retenga.
Situaciones quizás exageradas. Sin embargo, hay que tener en cuenta que el año
pasado resultaron asesinadas varias personas, unas en El Amparo, al parecer por
la insurgencia y otras en el Municipio de Arauca que habían estado retenidas y
posteriormente asesinadas en territorio colombiano, en lo que llaman “La
Mediagua”. Quizás por eso es frecuente
ver la Infantería de Marina patrullar en sus Pirañas el río. Ahora son más
comunes que ver patos o delfines rosados.
La militarización está dada en
ambos territorios. Al estar en El Amparo es posible encontrarse hasta tres
retenes de la Guardia: saludan, observan, se acercan y señalan que debe seguir.
Viajar al vecino país solo se puede hacer de 5.30 am a 10:00pm es una
restricción en todas las fronteras del país para evitar el contrabando de
productos. Para la población araucana es poco común pensar que traer arroz,
aceite, harinas, leche sea contrabando, el acceso es simple: un producto que
tiene un precio, y el precio se paga obteniendo el producto solicitado. La
situación es complicada pues traer el producto a Colombia es restringido y la
Guardia puede incautarte los productos, y en el peor de los casos enviarte a
prisión por contrabando. Esto es un temor común que recorre voz a voz la
situación del que vaya a mercar en El Amparo. Hay que decir que muchos
productos hacen parte de las misiones (política pública de alimentos) por lo
que están subsidiadas para la población venezolana, es decir, que los colombianos
obstruimos con el consumo de productos venezolanos procesos de seguridad
alimentaria del vecino país.
Para el colombiano que va a
Venezuela es claro que el costo de los productos puede ser hasta tres veces
menos de lo que cuesta en Colombia: comprar gas, gasolina, quesos, carnes,
licor, fármacos era un común denominador en muchos araucanos. Y es que las
dinámicas de intercambio fronterizo lo han permitido. Aquellos recuerdos de
muchos viejos araucanos cuando afirmaban que el Bolivar, ahora Fuerte
Bolivariano, valía más que el Peso, y la cantidad de venezolanos comprando a
precio de “huevo” muchos productos de la canasta básica. Ahora en Arauca es
común observar algunos locales ambulantes con productos venezolanos, incluso
recorridos de personas con pan, gallinas, carne y la famosa “harina pan”
venezolana puerta a puerta en unos carritos de mercado que van arrastrando
entre los andenes de las casas. El acento venezolano de El Amparo es reconocido
inmediatamente cuando se asoman por la puerta: “¡vecino! Buenos días… traemos
carne, cochillo, gallinas…”. Generalmente son mujeres, algunas veces
acompañadas por niños, las que realizan estos recorridos.
De todo esto, hay dos cosas me
llaman poderosamente la atención ¿Cuál es la legislación que protege tanto a
los ciudadanos venezolanos como al que compra en zona de frontera?, ¿Cuál es el
impacto social de las misiones en la estabilidad económica de los ciudadanos
venezolanos para que estén revendiendo sus productos puerta a puerta en el
municipio de Arauca? Estas dos preguntas son, por ahora, lo que me cuestiona
pues me es difícil, por ahora ver más allá de esta simple descripción el cambio
que vive Venezuela, gracias a un hombre que fue más grande que Ernesto “El Che”
Guevara, como afirma Alfredo Molano , ejercicio descriptivo y crítico que parte
con un recuerdo nostálgico de la hospitalidad de mis amigos venezolanos en mi
niñez.
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