Alegría y la comida

Recordando un poco las historias de vida cotidiana de Julia Villegas con sus hijos ahora me toca a mi.

Alegría esta por cumplir dos años. Es gigante. En la mañana se levanta: sus crespos y su sonrisa es lo primero. Saludarla, preguntarle ¡cómo durmio?, ¿qué soño?, ¿si tiene hambre?, unas cuantas preguntas básicas a las que siempre responde con una frase inintelegible pero muy buen gesticulada (me recuerda un poco a una compañera de filosofía de Pitalito, Huila). La baño, la alisto para el jardín.

La llevo al comedor. Allí la Tía Benilda le da un huevo tibio, una galleta y por último un tetero de 8oz. Este orden nunca es estricto. La peinamos por tercera vez y le acomodamos alguna cosa en la mata de pelo: balaca, moñita, tiara de peluche, etcétera. La llevo al jardín.

Al medio día le recojo y vuelve el ejercicio de preguntas, así como las debidas respuestas en una perfecta gesticulación.

Almuerzo. Aquí la cosa se complica. Se indispone completamente: quitarle la jardinera o la sudadera es un complique. Sentarla a comer ni se diga: hay que jugarle, entretenerla. Cucharear una y otra vez la comida, comer por ella, mostrarle que está rico, hacer caras, estar pendiente que no se baje de la silla y se meta debajo de la mesa. En el peor de los casos dejarle la tablet para que "almuerce bien" y vea las noticias o canciones que hay en Youtube.

La media tarde es una compota y una galleta de soda, más mucho juego. Si esta con la Tía Benilda es la compota, galleta de soda y Elif o alguna novela turca.

La cena es breve. Lo que quedó del almuerzo pero sin las complicaciones del almuerzo.

Así que el almuerzo es un momento cotidiano que padecemos un poco con Alegría. Así que cuando la mamá está de viaje me figura hacer el que me toca hacerle un resumen ejecutivo:

Me siento.
Ella come.
Llora.
Come.
Llora.
Juega.
Llora.
Come.
Vomita.
Llora.
Come y
no recibe más.

Lo cotidiano, lo ordinario es lo que más debe asombrarnos. Me gusta la cotidianidad, la quietud, aunque Alegría me mueve, me hace querer observarla y disfrutarla.

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