El no-decir

Mi hermana siempre me dice que debo callarme. Esto especialmente frente a los temas políticos y sociales de la región. Así que es común dejar de lado esa advertencia. Quizá para ella es más un asunto de ser prudente frente a ganarse un enemigo que quiera matarme. Es razonable muchos han muerto por decir, por hablar sobre lo que sucede en Arauca, y parece ser que ha vuelto esa época en donde es mejor quedarse quieto: ser nadie.
Lo cierto es que yo poco salgo a la palestra pública, cuando lo hago busco hacerlo en forma de sátira, de pregunta incluso. Pero no considero que tenga enemigos, aunque si parece que hay gente que pienso que debe morirse, pues... de muerte natural, una lista de cinco personas: gente hijueputa que uno conoce. 

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