Lectura para la muerte

Cada vez que me encaramo a un avión me acuerdo de Germán Castro Caicedo. Pues si alguien me preguntara sobre mi destino, diría igual que la persona de la crónica: "pa donde caiga". Así que subir a un avión logra, cada vez más en mi, una sensación de temor: la muerte. Pero no la muerte donde el avión se descoñeta de la peor forma posible, sino la muerte que me tienta a terminar la lectura de uno de los cuentos de Borges. Allí el fin también será el mío. 

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