Don Miguel era un vecino de la casa en Arauca. Siempre vestía de blanco: pantalón, camisas y zapatos blancos. Tenía una tienda, así que me conoció de toda la vida. Siempre sonriente. Amable, buen vecino, de caracter fuerte (especialmente cuando sabía de aquellos mala-paga). De él tengo varios recuerdos vívidos: una pelea que tuvo con otro señor: imágenes algo fugaces y movimientos rápidos de una pelea, sin camisa y con su pantalón blanco. Otra de estar siempre sentado afuera de su tienda, a veces dormido, a veces somnoliento. Ya tenía como 80 años, aún con su tienda y algunos cierres de tela que ya llevaban más de 20 años en la misma bolsa. El otro recuerdo, es el de siempre buscarle la lengua a Yuli. Una niña que para los 90s escupía madrazos y jocosas frases de insultos que siempre llegaban ante la picardía de Miguel García.
Un viejo, el "tendero" de la cuadra, un vecino con una historia y al que siempre despertaba de su ensoñación, desde la puerta de mi casa, con un saludo a viva voz: - ¡Don Miguel!. Que respondía con alguna interjección para estar nuevamente en el reposo de la tarde.
Un viejo, el "tendero" de la cuadra, un vecino con una historia y al que siempre despertaba de su ensoñación, desde la puerta de mi casa, con un saludo a viva voz: - ¡Don Miguel!. Que respondía con alguna interjección para estar nuevamente en el reposo de la tarde.
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